Desde Isla Cristina (Huelva, España), cuna de nuestro personaje más universal, desplegamos las velas del rigor, del respeto y la admiración, para navegar por los inmensos océanos –nunca de aguas calmas- de su vida y de su obra, rumbo a algunos puertos –recalados por escasos navíos -, ocultados – si no incendiados o destruidos- por el miedo feudal e ignorante de sus muchos y privilegiados adversarios y enemigos.

“Quizás la semilla que aquí siembro no nazca hoy; pero muero seguro de que algún día nacerá. No faltará entonces un buen alma que diga ¡pobre hombre!” Roque Bárcia
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